La fiesta de la abundancia en Bolivia, se llama alasita una feria itinerante de miniaturas que representan artículos domésticos, casas, vehículos, maquinaria y herramientas, ademas de otros enseres (hasta títulos, bonos, dinero, pasaportes, certificados), que en la crencia del mundo aymara, es aquello que puedo poseer, solamente teniendo fe y para alcanzar aquello dentro de la cosmovisión andina y la inglesia catolica, deben ser bendecidos.
Esta costumbre se extiende desde el centro urbano de la ciudad de La Paz, en Bolivia, hasta poblaciones fronterizas del Perú y Chile.
El Dios Andino de la abundancia se denomina el Ekeko, quien representa al personaje que lo tiene todo y si se cree en él, el próximo año será bendecido con la adquisición del bien deseado, culto que realizan millones de bolivianos en busca de prosperidad en un país con altos índices de pobreza y desempleo.
En las referecnias bibliográficas de escritores bolivianos se manifiesta:
La esencia de la Feria de Alasitas es la presencia de objetos pequeños manufacturados artesanalmente. Estas miniaturas son trabajos que copian objetos de tamaño real: casas, vehículos, comestibles, víveres, herramientas, instrumentos músicos, etc. La gente que compra los objetos conserva la creencia de que las miniaturas adquiridas se proyectarán durante el año haciendo realidad la adquisición de objetos verdaderos (de tamaño natural). Otras personas acuden a la feria para buscar lotes, vehículos, herramientas, computadoras, teléfonos celulares, pasajes, pasaportes, etc., todo en chiquito, pero con la seriedad de los objetos reales.
Existe evidencia de que la manufactura de objetos en miniatura en épocas prehispánicas era una práctica bastante extendida entre las culturas de la zona andina. Muchas de estas antiguas artesanías, algunas claramente identificadas y otras sin ninguna filiación arqueológica, pueden ser observadas en museos nacionales y en colecciones particulares. Ernesto Cavour, en su libro “Alasitas”, habla de figuras antropomorfas y zoomorfas en piedra, barro y hasta oro, pertenecientes a culturas que habrían estado presentes en los actuales departamentos de La Paz, Oruro y Potosí. Señala que estos trabajos son trabajados en piedra negra basalto (extraída de minas precolombinas, a orillas del lago Poopó) y en andecita procedente de la península de Copacabana
¿Y qué significa “Alasita”?Se coincide en señalar que el vocablo “alasitas” deriva del verbo aymara “alathaña” que significa comprar. El término “alasita” equivale a “cómprame”. La palabra tiene sonoridad en diminutivo, por lo que puede entenderse algo así como: “cómprame estas cositas”. En dicha tradición folklórica andina boliviana se venera al “dios de la abundancia” o de la “fortuna” denominado “Ekeko”.
¿Y quién o qué es el Ekeko?La palabra “ekeko” proviene de la alteración del vocablo original “Ekhako”, o “Eqaqo” que directamente es el pequeño dios de la fortuna. El investigador Antonio Paredes Candia decía al respecto: “el Ekhako, popularizado con el nombre alterado Ekhekho, era el dios de la fortuna y representaba la prosperidad entre los antiguos kollas. Al Ekhako se rendía culto constantemente; se le invocaba a menudo y cuando alguna desgracia turbaba la alegría del hogar”.
Entonces, un elemento central de esta fiesta tradicional es el Ekeko, “dios de la abundancia” o de la “fortuna”: personaje trabajado generalmente en yeso; petizo, de vientre abultado; cabeza grande, cara rosada con pómulos colorados; boca grande y sonriente, bigotes ralos y ojos vivaces. Su expresión es de completa felicidad. Sus piernas son cortas y tiene los brazos abiertos para cargar los objetos más variados: bolsas de arroz, fideo, azúcar y harina; varios comestibles, billetes, libros y periódicos, instrumentos musicales, instrumentos de trabajo, etc.
Con relación a esta figura, Díaz Villamil dice que la estatura petiza, la cara redonda y colorada y demás atributos físicos criollos, serían un retrato colonial de un personaje “chapetón” llamado Rojas. Esta afirmación está incluida en una leyenda escrita por el autor citado y podría explicar la trasformación física del idolillo, pero lo más probable es que se trate de una versión totalmente ficticia.
BIBLIOGRAFIA
CAVOUR, Ernesto. Alasitas La Paz, Ed.MAQUEV,1996.D
IAZ VILLAMIL, Antonio. Leyendas de mi Tierra, Ed. Urquizo, S.A., La Paz, 1989.
PAREDES, Rigoberto. Mitos, supersticiones y supervivencias populares de Bolivia. Imp. Atenea, La Paz, 1936.PONCE, Carlos. Tunupa y Ekako,Ed. Burillo, La Paz, 1969.
POSNASKY, Arthur. “El Ekeko y las Fiesta de Alasitas” Revista de Antropología de Bolivia, La Paz, 1942.