En medio de divinidades andinas y patriarcas de la pseudo democracia en Bolivia, las migajas del desarrollo rural invitan al desasosiego y al lamento. Miles de familias desamparadas y desde hace una centuria condenadas a una vida miserable, esas son las familias bolivianas de las comunidades rurales. La miopía de los administradores del Tesoro General, en tiempos liberales y pseudo socialistas, han sido y son depredadores del erario nacional, en voraz desesperación para acumular riqueza, poder y placer a costa del pueblo, que consecuentemente es capaz de apoyar en legítima demanda a días mejores. La capitulación de los potenciales innovadores y creadores de fórmulas de desarrollo en Bolivia, han marcado para siempre que existen dos latitudes sociales, de aquellos de trabajan para vivir y de aquellos que no trabajan y viven a costa de los otros.
Sin hablar de logismos extremos, lo rural no es más que el verdadero justificante para extremar recursos financieros que permitan accionar la solidaridad con sectores dizque empobrecidos y en proyección de potenciar a los proveedores de productos a las urbes. En clara contraposición al gran sentido que tiene esta valoración, no es nada mas mentiroso, si consideramos que mas del 50% de los habitantes rurales en el presente, son habitantes de la ciudad marginal de las grandes urbes. En consecuencia si decidieramos realmente el cambio en las estructuras del pensamiento hacia una orientación productiva, estariamos mejorando día a día más que nunca. La comprensión de este dilema "mejores condiciones de vida" se dan solo para aquellos que a cambio de loas y servilismo al líder coyuntural, adquieren la condición de elegidos para el manejo de recursos del Estado, para sus fines y beneficios y cuanto menos para generar producción y desarrollo. Sigue la historia del lamento Boliviano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario